domingo, 30 de enero de 2011

Peaches Staten 2007

Crónica publicada entre noviembre de 2006 y en enero de 2007,
durante las presentaciones de Faye Staten en Ruta 61.


Tania Molina recuerda lo que sucedió el viernes 24 de noviembre, después de la apertura del X Festival de Blues:

La noche apenas había comenzado. Luego del concierto, varios músicos fueron invitados por amigos a visitar nuestro propio oasis blusero: Ruta 61. Vieja Estación, banda que tocó esa noche, invitó al armonicista Billy Branch a echarse un palomazo. El espíritu del blues escuchó el llamado e hizo de esa madrugada una de las más memorables para los asiduos a ese bar. Aquello terminó en una tremenda fiesta, en la que tocaron juntos músicos de distintas bandas invitadas al festival. México juntó en un mismo escenario a artistas que en Chicago andan cada uno por su lado (algunos intercambiaron tarjetas de presentación, prometiendo establecer contacto a su regreso). Aquello fue una gran celebración de la vida, del gozo y del dolor. La cantante Peaches Staten dijo: "Es como estar en un club de Chicago", y Billy Branch exclamó en español desde el escenario: "¡Aquí estoy en mi casa!". "When we get together/ everything is gonna to be all right", cantó el tecladista John Kattke. Y sí, ésa era la sensación, "cuando nos juntamos, todo está bien".

Añadamos a lo escrito por Tania algunos de los nombres de los músicos de Chicago que entonces nos acompañaron: Billy Branch, Peaches Staten, Zora Young, Nick Charles, Dave Specter, Mose Routes, Harlan Terson, Shirley Johnson, Jeffery James, Cig Anderson y Marty Binder. Y para coronar el encuentro, también estuvieron con nosotros Marie Dixon y K. Dixon, viuda y nieta del divino Willie Dixon.

Quienes las noches del 24 y 25 de noviembre pasados tuvimos la fortuna de estar en Ruta 61, fuimos entonces testigos de la presencia en el escenario de un cúmulo milagroso de músicos chicaguenses (chicagoans, dicen los guasingetones). Todos juntos, hicieron de la velada una de las más hermosas en la historia general del blues y en la historia nocturna de nuestra ciudad.

Entre esos músicos estuvo Peaches Staten, a quien vemos en la foto anterior en amena conversación con Ezequiel Espósito, el Polaco, voz principal de Vieja Estación.

Lo que sigue es lo que de esta bella mujer escribimos en el programa de mano del X Festival de Blues, organizado por nuestro querido Raúl de la Rosa. Hay, por supuesto, mucho de plagio internético en esto, porque estamos guardando nuestras palabras sobre Peaches para fines de enero, cuando hagamos la reseña de su visita a nuestra ciudad y de sus tres presentaciones en Ruta 61.

La Staten es hija legítima del Delta del Mississippi. Desde edad muy temprana, Peaches estuvo rodeada del blues de Chicago, porque su padrastro trabajaba como disc jockey en varios clubes de la ciudad, y su madre pertenecía a un club social a cuyas fiestas nunca faltaba algún buen músico de blues. Además, Peaches trabajó como mesera en el Rosa´s Lounge (en el programa de mano puse, tontamente, que Peaches había sido mesera del Mama Rosa´s, olvidando que en México contamos con un restaurante de comida mexicano-italiana llamado así, precisamente, pero que nada tiene que ver con el lugar abierto por Tony Manguillo en 1984).

La versatilidad y la fuerza de su voz, en la que algunos encuentran influencias de Bessie Smith, Billie Holiday y Koko Taylor, la han llevado a compartir escenario con Buddy Guy, Junior Wells, la misma Koko Taylor, Dr. John, Billy Branch y muchos otros.


Conmovida, agradecida y encantada por la respuesta del público, la extraordinaria e inolvidable Peaches Staten vuelve a la Ciudad de México para presentarse en Ruta 61 los días 18, 19 y 20 de enero.

Peaches en almíbar

Dentro de una Vieja Estación, coloca una Faye Staten en su punto y un Melvin Smith en su bajo, con tres o cuatro extraordinarios músicos argentinos. Vierte todo en el escenario de Ruta 61. Deja que hierva durante dos horas de amor y blues, hasta que todo se vuelva jarabe de Chicago en el sartén de la noche, o hasta que el bar adquiera un cierto aroma a Maxwell Street Flea Market.

Maxwell Street

Porque, a propósito, Peaches Staten nos cuenta, indignada y vehemente, lo sucedido con el histórico mercado de Chicago, el cual fue removido a Canal Street en 1994, para poder extender los espacios de la Universidad de Illinois at Chicago (UIC). Como es de suponerse, el hecho provocó la protesta de mucha gente. ¡Y a ver qué pasa este año, pues vuelven a moverlo de sitio, a Des Plaines Street!

¡Maxwell Street es Maxwell Street! -dice Peaches con la contundencia de quien ama su ciudad-. ¡Pero las autoridades han sido incapaces de entender y respetar una tradición, una historia, un modo de vivir, una cultura plural!

Para que entendamos a Peaches, señalemos que Maxwell Street Flea Market es –sigue siendo, aunque fuera de su cuna y como New Maxwell Street Market- el Tepito de Chicago, La Garra, como aún le dicen los mexicanos de allá, quienes lo visitan para comprar chiles de Zacatecas, sarapes de León y cobijas de Tlaxcala, y donde es posible disfrutar de una torta ahogada, de un tamal oaxaqueño, de la birria de Jalisco o de tacos chilangos (¡A huevo, güey!).

Por otro lado, es bueno recordar la importancia de Maxwell Street en la topografía histórica del blues de Chicago.

Seguramente más de uno recuerda la escena de la película The Blues Brothers donde John Lee Hoocker toca en la calle su fundacional Boom Boom.


No fue una ocurrencia loca de Dan Aykroyd, John Belushi o John Landis, ni es una traducción al blues del gusto por las calles que se detecta en los musicales de Broadway.

John Lee Hoocker es aquí la representación de un personaje real, al menos de las décadas treinta y cuarenta del siglo pasado: los músicos callejeros, aquellos que llegaban del campo a la ciudad, con su guitarra acústica, y se ponían a tocar precisamente en Maxwell Street, compitiendo con los ruidos propios de cualquier calle bulliciosa, lo que los obligó en poco tiempo a hacerse de aparatos eléctricos que amplificaran su espectáculo.

Nos atrevemos a decir, entonces, que ahí, en Maxwell Street, nació el sonido del blues de Chicago, ahí nacieron Muddy Waters y Howlin’ Wolf, por mencionar sólo dos ejemplos. Y si nuestra especulación es acertada, entonces podemos afirmar que el mismo Rock&Roll le debe mucho a Maxwell Street, calle en la que también están escritas importantes páginas de la historia judía de Chicago y de la inmigración mexicana.

Es miércoles 17 de enero

Vamos en automóvil hacia Satélite, a encontrarnos con Vieja Estación, que esta noche toca en el Irish Pub. Maneja Lalo Serrano, y a su lado se encuentra Peaches Staten. Atrás, nos apiñamos Melvin Smith, Gilles Aniorte y el que esto escribe.

Melvin ha viajado con Peaches, porque los dos bajistas con los que pudo haberse contado para esta ocasión no están disponibles: Mauro Bonamico se encuentra en Italia, y Jorge Escalante está atendiendo la salud de su señora esposa, a quien desde esta bitácora enviamos nuestro mejores deseos de recuperación.

Es ésta una noche rica, una noche de clima templado y cielo abierto. Aunque no es posible divisar estrella alguna.

¡Sí, sí, acabo de ver una estrella! –anuncia Peaches

Entonces, la conversación da un giro extraño y se dirige hacia los Objetos Voladores No Identificados. Peaches asegura que ha visto más de uno, no ahora sino en otros momentos de su vida. Gilles hace una broma que no podemos repetir, y Lalo muestra dos de sus talentos: la maestría para contar chistes y la extraordinaria rapidez para traducirlos al inglés.

En español, el chiste dice:

-¿Sabes que si comes mucho chile habanero, terminas cagando pescado?
-¿De veras? ¿Cómo es eso?
-Digo, pescado de la toalla.

¿Cómo traducir eso al inglés?

Pues Lalo lo hace, y logra arrancar buenas risas a Peaches y a Melvin, quienes en este momento –ya en el Irish Pub- se deleitan con sendas cervezas Dos Equis ámbar y un plato de alitas de pollo adobado.

No nos quedamos mucho rato en el pub estilo irlandés, porque urge llegar a Ruta 61 y montar el espectáculo de jueves, viernes y sábado.


Santiago Espósito (guitarra), José Luis Sánchez (teclados) e Ignacio Espósito (batería), han estudiado ya las canciones de Peaches, con la ayuda de un CD; pero ahora la cosa es cerciorarse de lo más importante: que la Staten y los miembros de Vieja Estación se entienden. Melvin ya está listo, y eso es un punto a favor de la música. Este bajista se ha ganado un buen prestigio en la escena del blues de Chicago, y ha tocado con Koko Taylor, Carl Weathersby y muchas otras leyendas del blues. Pero los argentinos no se quedan atrás: traen varias medallas, que Peaches aprecia: han sido la banda de apoyo de muchos músicos maravillosos: Billy Branch, Dave Specter, John Markiss, Deitra Farr, Grana’ Louise
Buenos Aires y la Ciudad de los Vientos. Y en medio, Tonatzin como un dios.

Apenas comenzado el ensayo, Peaches queda no sólo satisfecha con el sonido de la banda sino también gratamente impresionada del profesionalismo y la destreza musical de Vieja Estación. ¡No hay nada fuera de lugar! Sólo falta pulir pequeños detalles, más de índole dramática que de naturaleza musical.

Se prueban las canciones, se conversa sobre esto y sobre aquello. Lalo Serrano insiste en que la banda ensaye su canción favorita. Se hacen referencias a un amigo común, Billy Branch. Surgen las anécdotas. Se pasa la noche. Salimos a las cuatro de la mañana.


Peaches in Regalia

En una misma noche, Peaches nos ha entregado su blues, salpicado de rocanrol, regaee y zydeco (y la evocación de Lousiana sirve para reafirmar lo que ya habían dicho en noviembre Zora Young y Shirley Johnson, y que ahora repite este sabroso melocotón hecho mujer: se escribe New Orleans, pero se pronuncia Now Orleans).


Quién sabe en qué sentido utiliza Frank Zappa la frase que da nombre a una de sus piezas más representativas y más hermosas; pero ahora la Madre de todas las Regalías ha sido Peaches Staten, una mujer de belleza inefable y voz divina.

Dejemos de escribir y deleitémonos otra vez con Mighty Gumbo, Mojo Boogie, Fever, Can´t you see, Hole in the wall... y todo el repertorio de este ángel exquisito, quien, no conforme con curarnos el alma con su blues, ejerce la medicina (como fisico-terapeuta) en un hospital de Chicago.

¡Gracias Doctora Durazno, necesitábamos su atención!

Peaches Staten envuelta en Ezequiel Lobsang Rampa Espósito

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